El mejillón brilló en Cabo de Cruz a pesar de la crisis del sector
No corren buenos tiempos para el mejillón gallego. Y eso el sector lo sabe. La división interna y la pérdida de mercados debida a la gran cantidad de molusco que entra de fuera ha puesto contra las cuerdas a un colectivo que no está atravesando su mejor momento. Sin embargo, a pesar de todos los inconvenientes, el público sabe reconocer la calidad de este producto y ayer lo demostró en la fiesta de exaltación celebrada en la localidad boirense de Cabo de Cruz. Más de mil kilos de vianda y 4.000 kilos al vapor fueron insuficientes para saciar el apetito de miles de asistentes.
La séptima edición se convirtió incluso en una fiesta reivindicativa. Tanto el alcalde de la villa, Xosé Deira, como la conselleira de Pesca, Carmen Gallego, abogaron por la unidad del sector y por los apoyos necesarios para sacar a este colectivo del atolladero.
Pero el verdadero protagonista fue el mejillón, que no entiende de crisis ni de polémicas. Cocinado en hasta seis variedades, fue insuficiente para dar respuesta a tanta demanda.
Nada más abrirse la carpa, cientos de personas ya hacían cola para coger sus correspondientes raciones, un total de 4.000 que apenas llegaron para todos los comensales. El público respaldó con su presencia el consumo de este molusco que solo necesita un pequeño empujón, pues calidad tiene para dar y tomar.
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